Para Jesús, formar en el discipulado a los suyos, tiene una importancia vital. No se trata solo de iniciar al discípulo en los misterios del Reino de Dios y en la actitud de entrega y de servicio a la humanidad, sino también de entrenarlos para que propaguen y sigan difundiendo su mensaje. El modelo pedagógico que Jesús enseñó y practicó con sus discípulos, mediante un itinerario de fe, presenta cinco características: Seguimiento, Modelo, Discernimiento, Escucha (ver/oir) y la Observación participante. El vehículo para llegar a ser discípulo, en el sentido propio de la Palabra, es el desasimiento que implica la renuncia total a sí mismo, hasta asimilarse al Maestro, en la permanente convivencia con Él (Lc 9,23s).
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados