Después de hacer una serie de consideraciones sobre la noción, importancia y características del método en los procesos pedagógicos y catequísticos, el autor aplica estos conceptos al kerigma, tanto en la proclamación intraeclesial del mensaje como en la acción misionera ad gentes. El método debe tener en cuenta todo el conjunto de la revelación, cuyo núcleo es el misterio pascual; y debe estar vinculado al acontecer de nuestros pueblos para llevar a los hombres y a la mujeres a una conversión integral. Actitudes que no pueden faltar en quienes aplican estos procesos metodológicos: el compromiso y testimonio; la acogida amorosa de los destinatarios; el entusiasmo, el fervor misionero y la parresía; la confianza en las personas y en las semillas del Verbo que preceden a todo anuncio; y la predilección por los pobres.
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