A partir de la categoría teológica conciliar de una Iglesia-Comunión, el autor plantea, desde una aproximación bíblica y patrística, la urgencia de un nuevo modelo de presbítero, caracterizado por la fraternidad, el servicio, la dimensión misionera y la cercanía a los pobres y pequeños, lo cual exige una vida en comunión en el presbiterio, una corresponsabilidad desde la diversidad de carismas y ministerios, y una formación permanente para el pastoreo. En otras palabras, si se es coherente con el modelo teológico de una Iglesia – comunión, es necesario formar presbíteros y presbiterios que vivan en comunión.
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