El presente artículo aborda la concepción del pasado que no pasa español en el discurso de VOX y su intransigente postura de oposición en la cuestión de la llamada memoria histórica en las que convergen dos de las principales causas de su éxito electoral: su condición de agente creador, difusor y consumidor de un particular relato nacionalista y su actitud belicista de guerra cultural contra la «dictadura progre».
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