Minerva Rodríguez Licea, Edmundo Arturo Figueroa Viruega
El crecimiento urbano de la Ciudad de México, aunado a la falta de planeación, mal gobierno y los altos índices de corrupción, ha tenido un impacto ambiental negativo, al transformar y desaparecer grandes cantidades arbóreas que son necesarias para la absorción de contaminantes, además de desaparecer los espacios de captación de agua, que es la forma natural de recargar los mantos freáticos. La incesante vorágine inmobiliaria y los grandes proyectos viales son dos claros ejemplos de cómo la acción del hombre en esta ciudad ha minado la existencia de las áreas verdes, priorizando las construcciones y la expansión de la mancha de asfalto
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