Debemos obtener toda la información preoperatoria posible sobre la VA. Salvo por la presencia de estridor, que deberemos considerar como señal de alarma, en el resto de los casos hay que explorar la VA de forma conjunta con el cirujano, mediante las imágenes de CT, RM o una fibroendoscopia nasal y conocer el nivel de la obstrucción (cavidad oral, base de la lengua, región supraglótica, glótica o infraglótica) de gran influencia en la eficacia de las técnicas que luego vayamos a utilizar.
Para un manejo seguro de la VA es necesario establecer una estrategia, con un plan 1º, habitualmente dirigido a una meta concreta (p.ej. la intubación traqueal), y un plan 2º o de rescate dirigido a esa misma meta o a otra diferente (p.ej. oxigenación efectiva o despertar al paciente). El plan de rescate es igual o más importante que la estrategia 1ª y es fundamental no retrasar su puesta en marcha cuando es necesario.
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