El paisaje de Bigastro es un ente vivo en continua transformación; es el resultado de la acción sobre el entorno de los pueblos que lo ocuparon. Desde tiempos antiguos sus primeros pobladores se sirvieron de los recursos naturales a su alcance para la confección de objetos, gracias a unos conocimientos y técnicas ancestrales que tuvieron en la necesidad y la creatividad sus principales factores de desarrollo humano. Una cultura tradicional próxima al olvido que merece la pena evocar.
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