Los procesos de iniciación deportiva cumplen un papel importantísimo en el adecuado desarrollo de los estadios de maduración, interacción y crecimiento de los niños que los experimentan. Es por medio de estos que se empiezan a gestar cierto tipo de “conductas” o de inteligencias que en el futuro terminarán siendo determinantes en la formación estructural de la vida de los seres humanos. Sin embargo, estos procesos de iniciación en las prácticas motrices muchas veces no son vistos como primordiales o indispensables por los padres o madres de familia, o no son posibles en algunos hogares de escasos recursos, o lo que es más común, se desarrollan desde apuestas muy específicas o deportivizadas que tienden a limitar las experiencias motrices de los niños impidiéndoles el desarrollo de su capacidad de exploración y descubrimiento.
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