Solo si se rompe la abstracción y se toca lo real, se puede comenzar a hablar con sentido de los derechos del pueblo. Esto trae consecuencias políticas, en cuanto los derechos del pueblo significan liberación real, lucha contra la opresión, cambio radical de la situación de explotación, etc. Si se toma esta perspectiva de emancipación y no simplemente la de tolerancia, todavía puede ser válido el discurso de denuncia de la violación de derechos en las democracias formales, con tal de que este discurso no se agote en exigir el funcionamiento aparente de la democracia, olvidando los derechos reales del pueblo.La situación colombiana de los últimos años, especialmente de los últimos 18 meses, es un caso privilegiado para analizar lo que nos proponemos: un crescendo de proclamaciones por parte de los representantes del gobierno y una represión cada vez más sutil y un deterioro cada vez más real de las condiciones de vida del pueblo. Para el sistema estamos en el verdadero paraíso de los derechos del hombre y el pueblo tiene que tolerar la intolerancia de hecho en un sistema económico y político montado contra él. La proclamación abstracta y demagógica legítima, en el discurso, la negación concreta de los derechos vitales del pueblo.Palabras Clave: Derechos del pueblo, Violación de derechos, Represión
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