un Juzgado Municipal (Amtsgericht) de nivel distrital en Alemania.El proceso llega a su fin.El fiscal ya ha hecho su alegato, el defensor ha presentado su defensa, el acusado ha tenido la última palabra. Lo que falta es la sentencia: entonces el juez se levanta para retirarse a su despacho en el fondo de la sala. Pero no está sólo.A su derecha y a su izquierda también se levantan dos personas que acompañan al juez para su consultación. Y no sólo eso; los llamados escabinos ya estaban presentes durante todo el proceso. Aunque obviamente no son jueces ellos mismos,no llevan toga y al comienzo del proceso el juez no les presentó como colegas sino como escabinos, a la vez explicando su papel particular,tienen exactamente los mismos derechos que el propio juez. Interrogaron al acusado y a los testigos, y evaluaron las pruebas. Para un lector del mundo hispanohablante a primera vista esto puede parecer bastante extraño.2 Por esa razón resulta interesante ocuparse del tema, sobre todo como la idea de tener escabinos – legos jurídicos – en la posición y con el poder de un juez, no es común en los sistemas jurídicos del mundo hispanohablante. Entretanto, en Alemania es un fenómeno bastante común queen particular, aunque no exclusivamente, se encuentra en el ámbito del Derecho Penal.
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