La mayoría de los pacientes programados para cirugía oftálmica suelen ser ancianos tratados regularmente con antiagregantes o anticoagulantes. Más del 28% de ellos toman aspirina, un 2% clopidogrel y alrededor del 5% anticoagulantes. El manejo de fármacos antiagregantes y anticoagulantes, en este contexto, es un problema cada vez más común. El sangrado intraoperatorio o eventos tromboembólicos (arteriales o venosos) pueden conducir a complicaciones potencialmente graves.
Las técnicas anestésicas para estos procedimientos varian desde anestesia tópica, local o regional. La anestesia general suele indicarse para pacientes pediátricos o para la cirugía de estrabismo.
El tratamiento antiagregante está indicado para la prevención secundaria en casos de síndrome coronario agudo, infarto de miocardio, revascularización miocárdica, infarto cerebral, o insuficiencia arterial periférica crónica.
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