En la primera parte de este artículo, se critica la selección de vocabulario, basada tanto en criterios ideológicos como de simplicidad didáctica. Esta selección da escasa ayuda al adolescente de primero de BUP y de cursos posteriores, para lograr una mejor comprensión y enriquecimiento de su mundo interior y una mejor comunicación con los demás. En la segunda parte, se pretende subrayar la necesidad de planificar el aprendizaje del vocabulario. El aprovechamiento de ciertas posibilidades metodológicas fomentaría en el alumno las vivencias, asociaciones y sentimientos como en su lengua nativa.
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