Ayuda
Ir al contenido

Dialnet


Resumen de Max Ernst y los cofrades surrealistas

Josefina García Alix

  • Desde los inicios de su actividad, el pintor alemán nutrió su capacidad inventiva con las vivencias colectivas de los artistas de su tiempo.

    En 1922 Max Ernst pintaba su emblemática obra Au rendez-vous des amis. En esta pintura, congregados en un entorno misterioso e inquietante, pleno de simbolismo, se reúnen los retratos, ni más ni menos, de los poetas y escritores René Crevel, Philippe Soupault, Max Morise, Paul Eluard y su esposa Gala, Jean Paulhan, Benjamin Péret, Louis Aragon, Théodore Fraenkel, André Breton y Robert Desnos. Junto a ellos, los artistas Hans Arp, Baargeld y el propio Max Ernst, compartiendo espacio con los ¿ancestros¿ Fedor Dostoyevski, Rafael Sanzio y Giorgio de Chirico.

    Parte de ellos pertenecía al movimiento dadá y no llegaron a integrar las filas del surrealismo pero, en cierto sentido, se trataba de una pintura premonitoria, una revelación más de las muchas que iba a experimentar Max Ernst a lo largo de su vida. Dos años después, cuando André Breton publicó el Manifiesto del surrealismo, el 15 de octubre de 1924, Max Ernst lo acogió como algo maravilloso, un acontecimiento en el que vislumbró, en cierta manera, que aquella ¿reunión de amigos¿ se presentaba como un hecho real y de mucho mayor alcance.

    Estas reuniones establecieron con el paso del tiempo una de las más significativas señas de identidad del surrealismo, como grupo de cofrades que ponían en común sus propuestas por medio de una sintonía psíquica. Así, los ¿amigos¿, los cenáculos surrealistas, se convirtieron en una condición sine qua non para la existencia misma del grupo y de su avance en las investigaciones surrealistas, al compartir todo tipo de experiencias, tan diversas y enriquecedoras que hacen del surrealismo el movimiento más fecundo en la historia del Arte contemporáneo.

    Desde los inicios de su actividad, Max Ernst nutre su extraordinaria capacidad de inventiva con las vivencias y experiencias colectivas, de tal modo que su desarrollo como pintor hubiera seguido un camino muy diferente de haber actuado en solitario.

    Una exposición rastrea ahora en La Coruña los hilos de aquella relación. Josefina García Alix cuenta en este número los detalles de la muestra y la influencia de personajes como Dalí, Buñuel, Picabia, Arp, Óscar Domínguez y Wilfredo Lam en la obra del alemán.

    EN PORTADA Santiago, un tesoro al final del camino -------------------------------------------------------------------------------- ARQUITECTURA La tercera piel del Reina Sofía -------------------------------------------------------------------------------- EXPOSICIÓN DEL MES Hopper, el poeta de lo cotidiano -------------------------------------------------------------------------------- ARTE CONTEMPORÁNEO Ernst y los cofrades surrealistas -------------------------------------------------------------------------------- ARTE ANTIGUO Los tesoros de Tutankhamon


Fundación Dialnet

Dialnet Plus

  • Más información sobre Dialnet Plus