El 31 de julio de 1644 se rendía Lérida a las armas de Felipe IV. Había sido una campaña dura para ambos bandos, pero los realistas habían logrado su objetivo de afianzar la margen derecha del Segre y disponer de una cabeza de puente para avanzar hacia el interior de Cataluña. La campaña de 1645, según los planes de la corte de Madrid, debía ser una continuación exitosa de la anterior. En el bando franco-catalán, el descrédito del gobierno de La Mothe motivó que la Generalitat pidiera a París un virrey de sangre real y con prestigio; durante el invierno Mazarino nombró a Henri de Lorraine-Harcourt como virrey de Cataluña. Este recuperó la iniciativa rápidamente al poner Roses bajo asedio y avanzar hacia la línea del Segre.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados