Desde los años 80 la economía española y de forma más aguda la aragonesa, sufren un progresivo envejecimiento de la población que reduce el ahorro privado y consecuentemente el ahorro nacional bruto. En Aragón los desequilibrios económicos internos -y singularmente la recesión demográfica- parecen ser las causas fundamentales de la pérdida de peso económico en el conjunto nacional y de la dificultad de acometer proyectos de inversión viables con el solo recurso al ahorro interno.
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