El encargo de realizar unos vestuarios bajo una estricta economía de medios se resuelve con un proyecto de mínimos que, salvo en lo estrictamente necesario, no modifica la pre-existencia. Esta radical premisa genera una arquitectura basada en una continuidad que se manifiesta en varios niveles, lo que permite continuar las conversaciones que hayan entablado durante el entrenamiento y mantenerlas hasta la salida, generando una continuidad no sólo espacial, sino también social.
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