De revolucionario a diplomático, la figura de Gilberto Bosques Saldívar ha comenzado a tomar notoriedad en los últimos tiempos, debido a su ayuda irrestricta a personas que huían de los fascismos europeos durante los primeros años del decenio de los cuarenta del siglo XX: Como cónsul del gobierno cardenista en Francia, Bosques se instaló en Marsella, desde donde creó y desarrolló una red de apoyo a los republicanos españoles y de resistencia a los regímenes fascistas.
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