A pesar de los años transcurridos, las técnicas restrictivas siguen estando en tela de juicio. Por una parte, representan el abordaje menos invasivo y más fisiológico dentro de las alternativas quirúrgicas a la obesidad mórbida; presentan menor riesgo de complicaciones graves pero, por otra parte, sus resultados son más limitados.
Frente a las diferentes gastroplastias verticales, la introducción de las bandas ajustables abre las puertas al abordaje laparoscópico de la obesidad y evita las consecuencias indeseables derivadas de la partición gástrica.
Entre las complicaciones de la gastroplastia vertical anillada destacan la recanalización de la línea de grapado, las estenosis de la banda y su inclusión. Entre las bandas ajustables, la dilatación o herniación gástrica ocurre entre el 3,6 y el 12,5% de los casos; la erosión o inclusión intragástrica de la banda, entre el 0,3 y el 2,8%, y las infecciones, desconexiones o roturas del reservorio subcutáneo, entre el 2,6 y el 13% de los casos, según las series, los modelos y la técnica. A ello deben sumarse los trastornos motores esofágicos y la limitación de la calidad de vida que ocasiona la restricción de la ingesta.
A largo plazo, los resultados, en cuanto a pérdida de peso, son desfavorables respecto a técnicas más complejas, con pérdidas de sobrepeso que oscilan entre el 30 y el 59%.
Con el reciente perfeccionamiento de las técnicas derivativas, algunos grupos de trabajo han ido abandonando las técnicas restrictivas en favor de las primeras o las han ido limitando a un reducido grupo de pacientes con índices de masa corporal más bajos, no golosos ni "picoteadores", y que practican una actividad física de forma regular.
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