Los que fuimos sus alumnos, discípulos y colegas, apoyados en una tradición ya difícil de rastrear, lo llamábamos en voz baja, y no sin cierta picardía: “El Rabbí”.Se puede ser Maestro por diversas razones y de diversos modos. Habilidad pedagógica y didáctica, novedad, contundencia de contenidos, de pensamiento y de enseñanza. Pero, sobre todo, por la capacidad y habilidad para cautivar a alum-nos y oyentes. Y Luis tuvo mucho de todo ello.
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