Resulta fundamental la identificación con suficiente antelación de pacientes con probable Vía Aérea Difícil (VAD) para asegurar un manejo adecuado de tipo multidisciplinar. Para ello, deberemos realizar una exhaustiva historia clínica y anamnesis.
Se asocian con mayor dificultad en la intubación orotraqueal (IOT) la historia previa de dificultad de IOT, radiación de cabeza y cuello, malformaciones congénitas, alteraciones espinales a nivel cervical, obesidad y el Síndrome de Apneas-Hipopneas del Sueño (SAHS).
En la exploración física, parámetros como la disminución de la apertura bucal y/o extensión cervical, test de Mallampati y el aumento de la circunferencia del cuello están relacionados con dificultad en la IOT.
Es imprescindible elaborar un plan de actuación, con una estrecha colaboración interdisciplinar.
La incidencia de dificultad en la IOT se encuentra entre el 1% y el 5.8%, con una importante morbimortalidad. La mayoría de los errores en el manejo de la vía aérea son debidos al desconocimiento y falta de preparación del personal sanitario. Por ello, hay que reconocer los pacientes con posible VAD para elaborar una estrategia, que incluya a los staff de diferentes especialidades como Anestesiología y Otorrinolaringología, así como Enfermería.
Como herramientas, contamos con la historia clínica y la exploración física, que permiten detectar predictores de una VAD, que aunque no ofrezcan a nivel individual una sensibilidad ni especificidad del 100%, combinadas, facilitan la anticipación para un abordaje óptimo.
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