La aportación de los denominados ambientalistas a una mejor comprensión de la criminalidad desde una perspectiva espacial ha tenido un marcado carácter sociológico. Sus ideas, basadas en un principio en la experiencia y en la observación cotidianas, han sido objeto de análisis por parte de diferentes tradiciones científicas y escuelas. La mal denominada "escuela de cartografía criminológica", reconocida como una escuela perteneciente al campo de la Sociología, contribuyó con importantes hallazgos y aportaciones a la teoría social y al ambientalismo, llegando a ser algo más que un taller de cartografía. Probablemente sin los trabajos de muchos de los científicos adscritos a tal escuela, entre los que destacan Joseph Fletcher, Henry Mayhew y Charles Booth, el desarrollo unterior de la corriente ecológica, o de la propia geografía de la delincuencia, se hubiera visto bastante limitada
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