La construcción del trascoro de la Magna Hispalensis tuvo una azarosa historia. Aunque hubo propuestas desde el siglo XVI, fue en 1619 cuando se iniciaron sus obras. Transcurrido un tiempo y debido a cuestiones estéticas, económicas y funcionales se decidió parar la construcción y desmontar lo edificado. Pasados unos años se reanudó la obra siguiendo otro proyecto, aunque reutilizando materiales de la anterior, así como esculturas del tabernáculo del sagrario que dejó sin concluir Juan Bautista Vázquez “el Viejo”.
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