De maneras variadas, la escuela introduce condiciones orientadas a forzar una sola opción: las alumnas y alumnos han de exponerse a la ‘instrucción’ y permitir la evaluación individual –positiva o negativa– de sus rendimientos. Por su parte, el alumnado puede tratar de evadir las exigencias y evitar las evaluaciones negativas mediante estrategias ocultas, por ejemplo, de engaño y simulación. El producto es una dinámica de manipulaciones y contra-manipulaciones. En último término, este tipo de condiciones disciplinarias escolares les sugiere, a las alumnas y alumnos, que lo normal sería aprender de manera defensiva, guiando los propios esfuerzos por la evaluación externa de los propios rendimientos. El aprendizaje expansivo, guiado por los propios intereses en dilucidar el mundo para disponer de él junto a los demás, aparece como algo que, en la escuela, está fuera de lugar.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados