La Convención del Patrimonio Mundial de Unesco planteó desde su nacimiento que la protección patrimonial debía situar a las personas en el centro, pero estas décadas de implementación han mostrado serias dificultades a la hora de avanzar desde un discurso teórico a uno más efectivo en lo que se refiere a la participación de las comunidades que residen en o alrededor de los bienes inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial. Estas dificultades para la participación son aun más evidentes en el caso de poblaciones específicas, como pueblos indígenas, entre otros. Los últimos años arrojan mayor luz y nuevas vías para ir fortaleciendo una participación más real, junto a la aparición de buenas prácticas en donde poder visibilizar la contribución de la comunidad a la protección de su patrimonio.
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