Hace cinco siglos el tráfico castellano con América se centralizó en Sevilla, a donde el rey envió un agente y pronto creó la casa de Contratación de la Indias Occidentales, desde entonces de una manera u otra, la ciudad del Guadalquivir estableció vínculos históricos que unieron ineludiblemente su transcurrir histórico al continente americano y al mar Caribe que se convirtió en el umbral, en la puerta de entrada y de salida. Así nuestro mar se convirtió, como dice Antonio García de León, en una situación de preludio y avanzada que prefiguró muchas veces con gran antelación las formas posteriores de lo que llamamos globalización. El espacio geohistórico español en esta parte de América, de la inmensidad atlántica de Sevilla y Cádiz en los siglos XVI y XVII y parte del XVII ha sido llamado por Pierre Chaunu El Caribe andaluz, en gran parte porque la colonización, primordialmente procedente -de Andalucía y Extremadura- estuvo fuertemente marcada por las rutinas culturales de esa antigua bética romana, un espacio que ya en el siglo XV era intensamente cosmopolita con restos de la antiguas poblaciones ibéricas y romanas sujetas a la prolongada dominación árabe y musulmana, con un comercio controlado por los judíos sefarditas. Este influjo atravesó el mar y vino a esta parte de América, al mar Caribe donde todavía hoy uno puede apreciar ciertas huellas de ese largo tiempo del pasado. De esa forma aunque los vientos hayan cambiado y la geohistoria del mundo se componga de otras formas, los vínculos quedaron. Sevilla siempre ha gozado de una tradición de estudios sobre la historia de América. El Archivo General de Indias, la Escuela de Estudios Hispanoamericanos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la Universidad de Sevilla y ahora la joven Universidad Pablo de Olavide donde se suceden cursos de tercer ciclo que siguen formando investigadores estudiosos del pasado americano. El presente número ha sido elaborado por un editor invitado, el historiador barranquillero Alfonso Fernández, que agrupó en el dossier Clases sociales, conflictos y estratégias de domincación. Algunos caso del Caribe insular y meridional 1780-1895 el trabajo de cuatro doctorandos de la Pablo de Olavide, investigaciones que desde aquel lugar se vienen realizando sobre los procesos históricos del Caribe. El número se completa con un trabajo de la socióloga francesa Elisabeth Cunin sobre el papel que ejerció la Sociedad de Mejoras Públicas en la protección y organización del patrimonio de la ciudad puerto de Cartagena de Indias y uno del joven historiador cartagenero, Raúl Román, también doctorando de la Olavide e investigador del Instituto Internacional de Estudios del Caribe de la Universidad de Cartagena sobre los enfrentamientos a comienzos del siglo XX con el interior del país, en la construcción de la memoria nacional. Pensamos que el número tiene un contenido lo suficientemente atractivo para su lectura y por ello una propuesta que muestra el trabajo de una serie de jóvenes investigadores que tienen mucho que decir. Para finalizar este editorial sólo nos queda congratularnos por la buena acogida que tuvo el primer número que ya recibió mas de mil visitas. Pensamos que para las expectativas de nuestros lectores este número si cabe es más completo. Un dossier especializado, más dos artículos de investigación, más las secciones de recuperación documental y visual completan este, el último esfuerzo de los integrantes del comité editorial de la revista digital Memorias y del Grupo de Investigación en Historia y Arqueología del Caribe colombiano.
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