El capítulo analiza la relación entre España y la Unión Europea desde un enfoque histórico, destacando las etapas clave de su evolución. Se mencionan cinco razones principales que han dado sentido a la integración europea: consolidar la paz, hacer frente a la amenaza soviética, rehabilitar Alemania, superar la división europea y afrontar la globalización. España quedó inicialmente excluida del proceso debido a la dictadura franquista, pero con la llegada de la democracia, buscó activamente su adhesión, la cual se logró en 1986. Desde entonces, España ha jugado un papel activo en la integración europea, apoyando la reunificación alemana, la moneda única y la ampliación al este. Sin embargo, la crisis económica de 2008 afectó negativamente la percepción de los beneficios de la pertenencia a la UE. A pesar de los desafíos recientes como el Brexit, la crisis migratoria y la pandemia de COVID-19, la percepción de la UE en España ha mejorado gracias a los programas de recuperación económica.
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