La idea es que el Plan del 85 cayó en la trampa de la crisis, es decir, primó la base sobre el vértice. Luego vinieron los años del "boom" y se puso Madrid como un obelisco, todo por las nubes y los bajos inundados. Se trata de recuperar la excelencia territorial y urbana. Se quiere para Madrid, en una ensoñación quimérica, el centro por excelencia, la metrópolis indispensable. El vértice perdido, se encuentra así, a espaldas de lo real, pero espléndido sobre la limpia superficie de los tableros. A mayor gloria del ejercicio urbanístico de gabinete.
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