La enseñanza de la Historia siempre ha tenido carga ideológica. A partir de 1939, se produce un cambio fundamental, la imposición ideológica se hace según una doble doctrina, del partido único o Movimiento y la de la Iglesia. Se produce una instrumentalización de la enseñanza de la Historia que se justifica con ejemplos. Se refiere a la doble interpretación de la historia. La historiografía fascista tiene dos orientaciones fundamentales: negar toda conciencia de historia no providencialista, y sustituir el estudio de los grandes movimientos de las sociedad, sus conflictos, por un repertorio mitificado de héroes.
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