La ética de la comunidad arbitral, y que esta sea percibida por los usuarios del arbitraje, es clave para la promoción del arbitraje, dado que la confianza en la justicia del procedimiento arbitral y en su resultado es uno de los pilares en que se basan las partes al seleccionarlo. Una revisión de los poderes de los árbitros nos lleva a confirmar que no deben con honradez e integridad, sino su objetividad. La metáfora de James Carse, que diferencia los juegos finitos e infinitos, nos puede ayudar a reforzar la perspectiva de que los árbitros han de incorporar una perspectiva de largo plazo en su intervención, lo que les ha de llevar en última instancia no solo a la resolución de cada caso, sino al beneficio del arbitraje en su conjunto.
The ethics of the arbitration community, and its perception by the users of arbitration, is key to the promotion of arbitration, as the confidence in the fairness of its proceedings and outcome is a crucial element for the parties to select it. A review of the powers of arbitrators reveals that arbitrators not only have to act with honesty and integrity, but also with objectivity. The metaphor of James Carse on the difference between finite and infinite games, may help in enhancing the perspective that arbitrators have to have a long–term approach to their intervention, and who ultimately have to seek not only the resolution of each specific case, but the benefit of arbitration as a whole.
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