Muchos de los problemas de conducta del alumnado que generan dificultades de convivencia en los centros escolares, provienen de niños/as y jóvenes que no han adquirido normas y límites, que desconocen las figuras de autoridad. La familia es responsable de esos aprendizajes. Cuando se produce la incorporación a la escuela tiene que haber coherencia entre las normas y límites escolares y los que se dan en la familia. Los niños/niñas y jóvenes con discapacidad intelectual, tendrán más dificultades para entender normas y límites, pero podrán interiorizarlas gracias a las rutinas, la constancia en el entrenamiento que les proporcione la familia y otras figuras educadoras. Las Escuelas de Familia y otros grupos de auto ayuda son recursos útiles para intercambiar estrategias. La familia debe mantener una actitud coherente y dejarse apoyar en caso necesario por otros profesionales (personal con conocimientos de psicología y pedagogía).
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