Con la creación del Fondo de Solidaridad Municipal, que en parte se nutre del recargo del 3 por 100 sobre la cuota líquida del IRPF, se pretende quebrar la tendencia de las Haciendas descentralizadas por la que los ciudadanos pobres de las comunidades ricas financian gastos de los ciudadanos ricos de las regiones pobres. Se aspira a que los madrileños con mayor nivel de renta financien las necesidades demandadas por la mayor parte de la población. En suma, una nueva vía redistributiva que aúna la dimensión espacial y personal dentro de la comunidad madrileña.
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