El freno al proceso inmigratorio y el incremento de las parejas que van por libre ha conducido a partir de 1975 a un progresivo descenso de la tasa de nupcialidad. En otras palabras los madrileños se casan menos y los que lo hacen tienden cada vez más a fijar su residencia fuera del municipio madrileño, en otras localidades de la periferia. En cualquier caso entre quienes optan por legalizar su situación se sigue imponiendo el dicho aquel de que "el caso casa quiere" y a ser posible en propiedad, aún cuando en las parejas de mayor nivel cultural se da una ligera tendencia hacia el régimen de alquiler.
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