Un consumo adecuado de productos lácteos puede ayudar a mejorar la situación nutricional del deportista (e indirectamente su rendimiento), así como la salud en ese momento o en etapas posteriores de la vida. Algunos lácteos, como el yogur o las leches fermentadas son especialmente útiles para mejorar la microflora intestinal, lo que ayuda en la protección frente a diarreas, trastornos gastrointestinales y otras patologías. Estos lácteos fermentados con microorganismos vivos también suelen ser mejor tolerados por los deportistas con intolerancia a la lactosa.
En el contexto de una alimentación correcta, el consumo aconsejado de lácteos para deportistas es de 3-4 raciones/día. En un grupo de mujeres físicamente activas estudiadas por nosotros, el consumo fue inferior al mínimo marcado en el 55,2%-83,3% de los casos. Los lácteos son la principal fuente de calcio y riboflavina de la dieta y se ha encontrado menor densidad ósea y peor situación en riboflavina en deportistas que toman menos lácteos.
Por otra parte, la relación calcio/proteínas, óptima para el hueso es de 20 mg/g; sin embargo, el consumo de calcio es con frecuencia inferior, y el de proteínas resulta superior al aconsejado, lo que contribuye a disminuir esta relación, que en los colectivos estudiados es de 8,1-12 mg/g.
Existe un desconocimiento en la población sobre el consumo de lácteos aconsejable y sobre los componentes de los alimentos/bebidas (exceso de proteínas, sodio, fósforo, etc..) que contribuyen a aumentar las necesidades de calcio y favorecen la desmineralización ósea. En base a los resultados de diversos estudios parece que los hábitos y conocimientos sobre el tema deben ser mejorados.
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