La decisión de seguir el consejo emitido durante un asesoramiento genético corresponde a la pareja. El asesor debe informar con exactitud y ofrecer los distintos tipos de métodos de detección y diagnóstico. Para ejercer el libre albedrío es imprescindible que la decisión tomada por los pacientes no influya en modo alguno en su futura atención obstétrica y que el médico siga proporcionando la mayor gama de servicios posible. Los derechos personales del individuo y la familia no deben verse afectados y la información genética debe ser difundida sólo con su consentimiento. En un futuro próximo nos veremos obligados a afrontar retos éticos y morales muy difíciles y complejos.
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