Entre 1890 y 1936 la labor de unos pioneros entusiastas contribuyó a la creación de un atisbo de conciencia sobre la necesidad de preservar la Sierra de Guadarrama. Luego, tras unos años de olvido, sobrevino la catástrofe : a partir de 1960, un proceso continuo de degradación invade toda la Sierra. La presión tan brutal que ha generado sobre ella una ciudad como Madrid la ha dejado tan maltrecha que en algunos lugares ya no debe hablarse de conservación o uso racional del espacio, sino que hay que empezar a pensar en la restitución o, como otros, les gusta decir, en el reciclaje del territorio.
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