El término de origen anglosajón chemsex surge de la unión de las palabras chems (eufemismo de drogas) y sex (sexo). En la ciudad de Londres, chems (chemicals) fue durante décadas un código de argot usado para referirse a determinadas drogas consumidas en el ambiente gay, siendo esta expresión frecuente entre consumidores y dealers al llamarse o escribirse por teléfono. La voz chemsex, uniendo en un solo concepto la idea de drogas y sexo, surge primero en el contexto de los propios consumidores británicos, pasando posteriormente a ser utilizada por parte de los servicios profesionales que comenzaron a generar las primeras respuestas asistenciales frente a este fenómeno (Stuart, 2019).
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