La comunidad china se ha implantado progresivamente en nuestra sociedad hasta alcanzar un importante número de personas. No obstante, se la considera una sociedad especialmente cerrada y la percepción que se tiene de este colectivo suele ser negativa en muchas ocasiones. En este artículo se intenta una aproximación con un talante positivo a la forma de vida de las personas chinas: las peculiaridades de su sistema de trabajo, sus negocios, el empeño por salvaguardar la educación en su lengua, sus formas de organización y asociación y el papel de las mujeres en la conservación de sus rasgos culturales.
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