A través del presente artículo se trata de insertar uno de los capítulos más interesantes de la producción del pintor cretense -el cuadro de devoción- dentro de las corrientes espirituales que convivieron en la ciudad de Toledo. Previamente se establecen los parámetros que distinguen un cuadro de devoción como un género propio nacido a partir de la especialización de la imagen religiosa que favoreció la Contrarreforma.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados