El discurso dominante sobre la crisis de seguridad en México se basa en una representación oficial que equipara a los grupos criminales con mafias, como supuestos “poderes paralelos” cuyos intereses “infiltran” al Estado. En contra de esta visión mediática, es preciso deconstruir las categorías que hacen del “cartel” un enemigo fantasmal, la “plaza” un territorio imaginario y el “narco” un mito, para poder entender de manera crítica a un fenómeno delictivo cuyo nexo político-criminal es funcional, tanto al orden social en el Estado como a la acumulación del capital en el mercado.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados