Los ordenadores cuánticos aprovechan fenómenos como la superposición y el entrelazamiento para superar las capacidades de las máquinas clásicas, y podrían tener muchas aplicaciones.
Pero esos dispositivos presentan errores que no pueden subsanarse mediante las técnicas habituales, lo que ha llevado al desarrollo de nuevos métodos de corrección y mitigación.
Si queremos que los ordenadores cuánticos resulten útiles, hay que optimizar los equipos y los códigos de corrección a fin de evitar que se acumulen los errores sin que se dispare el coste computacional.
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