Durante la mayor parte de la historia, antes de que aparecieran los animales, los únicos sonidos que había en nuestro planeta eran los generados por el viento, la lluvia y las olas.
El estudio de los fósiles ha permitido deducir en qué momento surgieron los tipos básicos de órganos emisores y receptores del sonido en los animales, desde los insectos hasta los humanos.
Los últimos avances en el campo de la evolución de la acústica animal y la modelización han permitido reconstruir los paisajes sonoros pretéritos y ahondar en el origen de los actuales.
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