Como cada año, me siento feliz por celebrar con vosotros esta Misa que es parte de vuestro Congreso, del Congreso anual del Centro Nacional de Vocaciones. Y traigo como siempre el saludo afectuoso y agradecido de los Obispos italianos, en la convicción que nos une de que el tema de las vocaciones es crucial para el presente y el futuro Iglesia y de la transmisión de la fe y del estilo cristiano de vida. Todos lo sabemos. Y sabemos también que la obra principal, la obra decisiva es aquella que sólo el Señor puede llevar a término. Por esa razón estamos reunidos aquí en oración y por eso en el trascurso del año buscamos fecundar constante-mente toda nuestra tarea con la plegaria. El tema que habéis elegido este año es muy concreto y toma el punto de partida de lo que está escrito en las Orientaciones pastorales para el primer decenio del 2000.
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