La palabra de Dios que hemos proclamado, la oración que hemos dirigido alPadre y la Eucaristía de acción de gracias y de comunión de los santos que esta-mos celebrando, nos permiten sentir de una forma viva la presencia de San Juande Ávila en este lugar y en este tiempo. Lo recordamos como patrón del clero dio-cesano de España en este lugar de formación intelectual espiritual y pastoral. Losentimos cercano, como un Padre de la Iglesia, en la comunión de los santos, enesta liturgia que nos lo acerca lo pone en comunión con nosotros, como un pasoprovidencial anual que nos ayuda a reconocer en él una obra maestra del Espíritude santidad, en aquella época gloriosa del siglo XVI. En ella los santos no soloeran muchos sino que Dios providencialmente los acercaba los unos a los otrospara ayudarse en el camino de la verdad y de la santidad apostólica. Como hizoJuan de Ávila con Santa Teresa de Jesús y con otros santos: Juan de Ribera, Pe-dro de Alcántara, francisco de Borja, en una especie de «universidad de la santi-dad de comunión o de la comunión en la santidad».
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