En la coyuntura de larga duración circa 1750-circa 1900, las relaciones familiares, el peso del parentesco, el patronazgo y el clientelismo seguirán siendo la base y la fuerza de la organización social. A pesar de los cambios en el sistema político-jurídico, las relaciones tradicionales basadas en la potencia del factor familiar sobrevivieron en la sociedad española como estructuras y mecanismos de reproducción social, aunque con un cambio de significado. Las contradicciones Iglesia versus Estado, tradición y linaje versus mérito y virtud personal, y parentesco versus individualismo, tendrán como consecuencia la ruptura de las jerarquías que habían mantenido el sistema jurídico-político y socio-cultural denominado de Antiguo Régimen, para dar paso a una sociedad basada en la crisis de las élites tradicionales y a una débil burguesía liberal.
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