Con la intención de contrarrestar la creciente influencia de Rusia en África, el viaje relámpago del presidente francés Emmanuel Macron a Camerún a finales de julio subrayó esencialmente la cercanía de Francia a los regímenes más autoritarios. Esta torpeza es una muestra del nerviosismo de París, que debe superar sus reveses diplomáticos en el continente y recuperar cuotas de mercado frente a China.
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