Cuando observamos interesadamente un monumento en un espacio público, nuestra primera reacción es preguntarnos ¿de qué o quién se trata? para llegar al final al ¿por qué? pasando por variadas y curiosas preguntas. El presente artículo quiere responder a esta humana curiosidad. El monumento observado es el dedicado a Marcelino Olaechea ubicado en una céntrica plaza de Valencia. Recorreremos todo un camino, que pasará desde la intencionalidad, pasando por su autor, su composición, su materialidad, su hábitat urbano, su inauguración para abrir nuestra mente y comprender mejor la razón de ser de esta memoria colectiva hecha de bronce y piedra.
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