Las colonias de buitre negro de Guadarrama y Gredos se asientan sobre pinares de montaña, en contraste con los hábitats más mediterráneos que suele ocupar en territorio peninsular. Regular mejor la explotación maderera de estos bosques y, sobre todo, proteger las zonas de alimentación, como ya se hizo con las áreas de cría, son prioridades de conservación para poblaciones tan singulares de una especia amenazada a escala mundial.
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