En abril de 1979, cuando Otero llegó al ministerio prometió, entre otras cosas, un cambio en las enseñanzas medias, habló de tronco común, de dar un sentido y una dignidad a la formación profesional y de convertir el bachillerato en un nivel educativo con un contenido específico y no sólo un puente entre la primaria y la Universidad. Sin embargo, se ha perdido de nuevo la oportunidad de haber entrado, seria y responsablemente, en la reestructuración de la enseñanza secundaria, al igual que sucediera con la Ley General de Educación.
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