Iquique, Chile
La finalidad principal de este texto consiste en demostrar que la Ley 19.968, que crea los Tribunales de Familia, en específico su Título V, relativo a la mediación familiar, no goza de una elaboración satisfactoria. Esto quiere decir que utiliza un lenguaje ambiguo, poco claro y en casos extremos no regula ciertas problemáticas. Caso contrario a lo ocurrido en España, donde la mediación se encuentra regulada en leyes específicas, y su formulación es más detallada, solventando problemáticas que nuestra ley no realiza. Claro ejemplo de ello es el principio de confidencialidad, tema principal de este artículo. Para abordar esta problemática, se utilizará un caso hipotético, en el que dos partes en conflicto solicitan a un juez de familia declarar admisible, en la audiencia preparatoria, un informe pericial presentado en una mediación anterior que trata sobre las necesidades psicosociales o socioeconómicas del niño, niña o adolescente. ¿El juez puede declarar admisible aquella prueba? ¿O por el contrario debiese declararla inadmisible por ser contraria al principio de confidencialidad establecido en el artículo 105, letra c, de la Ley 19.968? ¿Nuestra ley dice algo sobre aquel tema? ¿Qué principio tiene mayor valor? ¿El principio de confidencialidad u otros tales como el interés superior del niño, niña o adolescente? Lo ideal sería que nuestro sistema legal regulara todos los acontecimientos que sucedieran en la realidad, sin embargo, aquello no es factible, por tanto, es deber tanto de los jueces como de los abogados propender a buscar siempre la mejor solución para el conflicto que se desenvuelve ante ellos, aun cuando la ley no determine una solución concreta, siendo fundamentales los principios generales del derecho que nutren nuestro sistema, evitando, de esta forma, decisiones injustas, las cuales pueden afectar de manera permanente las relaciones familiares.
The main purpose of this text is to demonstrate that our Law 19.968, which creates the Family Courts, specifically its Title V relative to Family Mediation, is not satisfactorily elaborated, that is to say, it uses ambiguous and unclear language and in extreme cases does not regulate certain problems. This is the opposite of what happens in Spain, where mediation is regulated in specific laws, and its formulation is more detailed, solving problems that our law does not do. A clear example of this is the principle of confidentiality, the main subject of this article. In this regard, a hypothetical case will be used in which two parties in conflict request a family judge to declare admissible in the preparatory hearing, an expert report presented in a previous mediation that deals with the psychosocial or socioeconomic needs of the child. Can the judge declare that evidence admissible? Or, on the contrary, should he declare it inadmissible for being contrary to the principle of confidentiality established in article 105 letter C of Law 19,968? Does our law say something about that issue? Which principle has greater value, the principle of confidentiality or others such as the best interests of the child? Ideally, our legal system would regulate all events that occur in reality, however, this is not feasible, therefore, it is the duty of judges and lawyers to always seek the best solution for the conflict that unfolds before them even when the law does not determine a specific solution, being there fundamental the general principles of law that nourish our system, thus avoiding unfair decisions which may permanently affect family relationships.
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