En torno a la frase de Jesús "Mi paz os doy" el artículo trata de aproximarse a este mundo acelerado -"líquido", según la metáfora de Z. Borman- desde una actitud contemplativa, reconocida en sí misma como un concepto paradójico. Para ahondar en ello se detiene en algunas claves de raíces bíblicas: el silencio como escucha, el tiempo como camino y la paz como tarea. Finalmente desarrolla el concepto de paz desdoblando la reflexión en dos: la paz cotidiana y la paz intranquila, apoyándose sobre todo en los místicos del Carmelo y en el trabajo de la teóloga protestante Marion Muller-Colard.
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